Una vez que hayas recibido tu piedra, necesitarás hacerla tuya, pero también borrar cualquier energía negativa que haya podido encontrar durante su viaje hacia ti.
Para ello, la purificación con incienso es la mejor solución y permitirá que tu mineral se vuelva uno contigo.
La flor de la vida, por su parte, es fundamental para recargar tu piedra para que esté en su máxima potencia, multiplicando así por diez sus beneficios.